Joseph Obiagwu cumplió con todos los requisitos correspondientes al Programa del Diploma (PD) del Paxon School for Advanced Studies de Jacksonville (EE. UU.). Si bien le faltaron unos puntos para completar todo el PD, Joseph logró que lo aceptaran en la Universidad del Sur de Florida, donde actualmente cursa estudios en Ciencias Biomédicas y Salud Pública. Joseph explica lo valiosa que es la educación del Bachillerato Internacional (IB) tanto para tener éxito en la universidad como en sus metas académicas a futuro.
¿Cuál fue su motivación inicial para cursar el Programa del Diploma del IB?
La primera vez que oí hablar del IB fue durante el primer ciclo de secundaria, a través de diversos programas de selección de alumnos con alto rendimiento académico. Fui el primero en mi familia inmediata en educarme en el sistema escolar de Estados Unidos, y no tenía claro cuál sería el mejor modo de proceder en el segundo ciclo de secundaria. En un principio, me debatía entre cursar el programa del IB en Paxon, y hacer el Advanced Placement en otro colegio. Sin embargo, lo que me ayudó a tomar la decisión fue darme cuenta del valor que el PD había tenido para los alumnos cuya meta era estudiar en la universidad. Muchos alumnos y exalumnos señalaron que, si bien el programa era difícil, cursar el IB había facilitado su adaptación a la universidad. Además, aseguraban que los vínculos entablados con sus compañeros hicieron que todo el proceso valiera la pena. Siempre fui el tipo de alumno que está dispuesto a enfrentar un desafío académico y pensé que el colegio Paxon y el programa del IB podrían ayudarme a forjar la mejor versión de mí mismo.
Como alumno del IB, ¿cómo adaptó sus estudios a sus intereses? ¿Utiliza actualmente alguna de las habilidades que desarrolló en el programa?
Un aspecto muy particular del PD es la posibilidad de estudiar cursos de distintas áreas disciplinarias y con el mismo nivel de rigor académico. El trabajo en cada curso me permitió descubrir lo que se necesita para tener buenos resultados en cada campo y, a su vez, me enseñó cómo formular preguntas a los profesores de la universidad para que me ayuden a crecer. Una de las cosas en las que nuestro profesor de Química Orgánica nos hacía pensar era la diferencia entre una mentalidad fija y una mentalidad de crecimiento, lo cual me recordó al modo en que nos enseñaron a percibir el desarrollo de nuestras habilidades en el PD. Sin lugar a duda, me siento más preparado para pensar de ese modo que mis compañeros que no tuvieron el IB en su colegio.
Además, la Monografía me ayudó a dejar aflorar mi pasión por las cuestiones raciales. Centré mi monografía en el papel que desempeñaron los atletas universitarios negros en el movimiento por los derechos civiles y, durante toda la secundaria, estuve expuesto a diversos problemas en torno a las relaciones raciales en Estados Unidos. El asesinato de Michael Brown en Luisiana tuvo lugar precisamente al inicio de mi segundo ciclo de secundaria, y las protestas lideradas por Colin Kaepernick, mariscal de campo de la NFL, comenzaron a captar la atención a nivel nacional cuando estaba cursando el Programa del Diploma. Haber tenido la posibilidad de escribir acerca de estos temas me ayudó a darme cuenta de que quería ejercer influencia en temas relacionados con la raza, sobre todo en mi futura carrera en el campo médico. Cuando me gradúe, espero canalizar esta pasión y cursar estudios en Medicina combinados con un máster en Salud Pública, con énfasis en la desigualdad de la atención médica.
¿Tuvo que enfrentarse a algún obstáculo durante su educación en el IB? ¿Cómo lo superó?
Uno de los mayores obstáculos a los que debí enfrentarme durante mi experiencia en el IB fue tener que cambiar de hábitos en relación con la gestión del tiempo, el estudio y el bienestar general. Cuando empecé el PD no comprendía del todo el nivel de rigor académico que se requería para lograr buenos resultados, y como no había desarrollado los hábitos necesarios, todos los aspectos de mi bienestar académico y personal se vieron afectados. Mi situación personal también fue un impedimento en ocasiones. Siempre conté con el cariño y el apoyo de mi familia, pero hubo obstáculos fuera de mi control que tuve que superar, como despertarme a las cinco de la mañana para ir al colegio y no tener acceso permanente a una computadora o a un lugar donde estudiar. Francamente, puedo decir que no fue hasta el final del IB cuando me di cuenta de cuáles eran los hábitos que necesitaba para lograr buenos resultados y la manera en que podía tener éxito. Caí en la cuenta de que creer en mí mismo para enfrentar grandes contratiempos era un reto que debía superar, y al escuchar a personas que creían en mí, pude cambiar mi percepción sobre lo que era capaz de hacer. Hoy puedo decir que estoy agradecido por mi experiencia en el IB porque me llevó a descubrir ciertos aspectos personales que nunca habría conocido en otro programa. También me convirtió en un alumno universitario muchísimo más sólido y, como resultado, en una mejor persona.
La asignatura que me resultó más difícil fue, sin lugar a dudas, la de Latín. Elegí Latín del PD como lengua extranjera, pero tuve dificultades con todas las partes del IB de ese curso. Aunque mi calificación final no fue muy buena, la puntuación final en el examen del IB me sorprendió y me hizo darme cuenta de todo lo que había aprendido. La asignatura de Latín fue una de las primeras experiencias en las que tuve que salir de mi zona de confort en lo académico, y me hizo ver que, si me lo proponía, podía lograr mucho más. Cualquier persona puede estudiar el IB si se lo propone, y los profesores y la comunidad del IB en el colegio están presentes y dispuestos a apoyar a los alumnos.
¿Cuál de sus profesores del IB fue el más inspirador?
Recuerdo especialmente a Kimberly Shore, mi profesora de Teoría del Conocimiento (TdC), por ser una de las personas que me ayudó a conectar lo que estaba aprendiendo en clase con el mundo real. Nos ayudó a entender que TdC mejoraba nuestra capacidad de pensar en cómo nos replanteamos nuestras ideas, partiendo de lo que ya habíamos aprendido. Durante la pandemia de la COVID-19 (coronavirus), a menudo pienso en cómo TdC me ha permitido entender por qué las personas pueden tener puntos de vista tan opuestos en relación con su propia salud y seguridad. Valoro la importancia de entender a las personas y de comprender sus puntos de vista. Además, la Sra. Shore fue una fuente de apoyo para mí durante el programa. Fue alguien que entendía el estrés al que nos enfrentábamos mientras nos esforzábamos por lograr buenos resultados en el PD. Siempre estaba dispuesta a apoyarnos en nuestros estudios, ya fuera leyendo nuestros ensayos para la universidad, redactando cartas de recomendación o simplemente ofreciéndose a escucharnos en los momentos difíciles.
También recuerdo a mi profesor de Química de preparación previa al IB, Victor Sciullo, como una persona que marcó mi trayectoria en el IB. Aunque el curso de Química del Sr. Sciullo se considera difícil, él siempre demostró ser honesto con los alumnos y estar dispuesto a ayudarnos. Sus clases siempre eran interesantes y sus bromas nos ayudaban a aprender la química con facilidad y a sacarle un mejor provecho. Su curso me motivó a elegir Química como mi asignatura de Ciencias del IB y sus lecciones me han seguido ayudando en los cursos de Química General y de Química Orgánica en la universidad.
¿Qué consejo daría a los alumnos actuales?
Que no están solos, aunque así lo sientan. Una lección importante que me enseñó el PD fue que debía pedir ayuda cuando la necesitaba. Pedir ayuda no es una muestra de debilidad ni vulnerabilidad, sino que significa que uno tiene la fortaleza suficiente para obtener ayuda cuando la necesita. Es inútil pasar dificultades y no hablar del problema. Lo estoy poniendo más en práctica ahora en la universidad que cuando estaba en la secundaria, y me ha ayudado muchísimo tanto en lo académico como en mi bienestar personal. Es importante encontrar personas que entiendan la situación que uno atraviesa y que sean dignas de confianza, como, por ejemplo, compañeros, seres queridos, mentores o incluso el asesor escolar. Es bueno escuchar a los profesores porque han ayudado a muchos alumnos a lo largo de los años y, a menudo, se mantienen en contacto con ellos después de la secundaria. Otro consejo es adquirir buenos hábitos de estudio, habilidades de gestión del tiempo ¡y evitar la procrastinación! Tomar conciencia de esto a tiempo hará que la experiencia del IB sea mucho más amena y dará sus frutos al comenzar la universidad.
¿Qué les diría a los alumnos que están planteándose cursar el PD?
Los invitaría a pensar en el tipo de persona que quieren llegar a ser. Las universidades no solo prestan atención a las calificaciones y a las puntuaciones en las pruebas. Veo que mis compañeros de clase del PD y yo tenemos cualidades especiales en común, como ser personas ambiciosas, con una formación integral y el deseo de marcar una diferencia siguiendo nuestro propio estilo. Creo que a veces dejamos que nuestras percepciones, miedos y circunstancias actuales se interpongan y nos impidan hacer todo aquello que nos ayudará a ser las mejores versiones de nosotros mismos. No quiero que se me malinterprete; estudiar el IB es sin duda un desafío y completar el programa y recibir el diploma constituyen un gran logro. No obstante, obtener el diploma, o incluso los créditos universitarios, no es la meta final. Las formas en que mejoras como alumno, las experiencias que vives con Creatividad, Actividad y Servicio (CAS) y otros componentes, y las personas que vas conociendo a lo largo del camino son lo que hace que valga la pena recorrerlo. En resumen, diría que el IB no solo nos brinda la oportunidad de plantearnos los desafíos que queremos plantearnos, sino que también nos presenta retos en otros aspectos que ni siquiera imaginábamos.