Irene Jiménez Barranco nació en España, pero a los 13 años se mudó con su familia a Luxemburgo. Aprendió francés con otros alumnos extranjeros en una clase de acogida y, unos años más tarde, obtuvo el diploma del Bachillerato Internacional para luego mudarse nuevamente, esta vez a Bélgica. En Bruselas, Irene estudió Traducción e Interpretación, profesión que ejerce actualmente como autónoma desde Luxemburgo, entre otras actividades.
¿Por qué decidió estudiar el Programa del Diploma?
Elegí el PD porque era el programa que me parecía más adaptado a mis expectativas y a mi perfil en aquel entonces. Era una adolescente a quien le gustaba el colegio, pero que todavía no había elegido una vocación profesional. El PD era muy completo y detallado, y tenía la particularidad de que la oferta de asignaturas generales era bastante amplia, lo que me dejaba todas las puertas abiertas para luego dirigirme hacia unos estudios superiores más centrados en mis preferencias.
¿Qué consejos daría a los alumnos actuales del IB?
El PD es bastante exigente y requiere que los alumnos trabajen mucho y con un alto nivel de independencia (algo que es poco común en esta etapa de la trayectoria académica). Les diría que no se desanimen, porque sus esfuerzos acabarán siempre por dar frutos. Añadiría también que si quieren, pueden, lo que es verdad para todo en la vida. Además, no hay que olvidar que los profesores del PD son profesionales muy competentes y comprensivos, que siempre se puede contar con ellos y que nunca dejarán de brindar su ayuda cuando sea necesario.
¿En qué modo ha influido la experiencia en el IB en su persona, su carrera o sus creencias?
De muchas formas. El IB siempre ha valorado la diversidad cultural de nuestra clase y ha logrado que veamos nuestras diferencias como una riqueza. Pienso que cuando un adolescente se encuentra de un día para otro fuera de su país, donde no habla el idioma, lejos de sus amigos y a veces de su familia, es aún más importante que se le anime y se le dé a entender que el colegio está ahí para ayudarle y darle una oportunidad. Creo que es una de las cosas más bellas que el IB haya logrado.
¿Qué es lo que más recuerda de su experiencia con el IB?
Creo que es la cena de gala que organizamos todos juntos para una buena causa. La actividad fue un hermoso proyecto en sí, pero, además, vivimos momentos inolvidables durante la organización y el desarrollo. Todavía sonrío cada vez que lo recuerdo.