que ha estado lleno de cambios y sobre cómo los líderes pueden fomentar el sentimiento de comunidad en períodos difíciles.
Por Francesco Banchini
Durante el último año, hemos aprendido nuevas habilidades, nos hemos adaptado como nunca lo habíamos hecho y todo ello en un corto período de tiempo. Se ha producido un cambio drástico en la dirección y el propósito de nuestras vidas. Aún nos encontramos en la fase de transición: conocemos el pasado, pero el día a día sigue caracterizándose por un grado de incertidumbre nunca visto. Como presidente ejecutivo y director del European Azerbaijan School, me gustaría compartir algunas reflexiones personales sobre el reciente período de interrupción y de oportunidades.
Cambio al aprendizaje virtual
A lo largo del último año, han surgido varias oportunidades nuevas, como el cambio al aprendizaje virtual. Ello nos ayudó enormemente a aumentar nuestras habilidades y nos motivó a reflexionar sobre cómo relacionarnos con nuestros alumnos. A medida que nos íbamos alejando del camino conocido del aprendizaje, donde nuestro principal motor fue siempre seguir avanzando en el campo de la educación y mantener a salvo nuestra comunidad, nos fuimos acercando al aprendizaje a distancia como nuevo horizonte y territorio desconocido. En nuestro colegio, esta transición nos ha ofrecido la oportunidad de desarrollar nuestras habilidades y colaborar con nuestros alumnos en un nuevo entorno educativo y digital cada vez más perfeccionado. Hemos podido introducir nuevas plataformas para interactuar con nuestros alumnos, lo que a su vez ha supuesto una inversión significativa en formación de la plantilla docente para que se sintiera cómoda usando las nuevas tecnologías.
Después de varios meses de aprendizaje a distancia, nos dimos cuenta de dos cosas. Primero, que este enfoque del aprendizaje desarrollaba nuevos y diferentes modos de comunicación basados principalmente en los dispositivos electrónicos. Segundo, que el confinamiento impuesto creaba mucha ansiedad entre las familias y los profesores. El bienestar de nuestra comunidad era nuestra principal prioridad, pero la comunicación a través de dispositivos creaba otros retos como parte del nuevo modo de aprendizaje.
Fomento del bienestar entre la comunidad
A los miembros del equipo directivo del colegio nos parecía fundamental ayudar a nuestra comunidad a sentirse segura y, a medida que nos enfrentábamos al reto del aprendizaje a distancia, fuimos desarrollando sistemas de apoyo en nuestras dos sedes. Nos reunimos con los alumnos, padres y profesores para hablar de las dificultades a las que se estaban enfrentando, lo cual resultó crucial para establecer una comunicación eficaz entre todas las partes interesadas. Al mismo tiempo, el IB decidió ampliar los plazos para el envío de la documentación y, más adelante, optó por cancelar los exámenes de mayo de 2020. Aunque vimos con buenos ojos la actitud de solidaridad y justicia del IB, tuvimos no obstante que abordar las preocupaciones de padres y alumnos sobre el modo general de calcular las calificaciones. Fue un período estresante, pero los miembros de nuestra comunidad se sintieron mucho más seguros al saber que el IB había establecido un proceso de revisión de calificaciones para aquellos casos en los que las partes interesadas lo consideraran necesario.
En Azerbaiyán pasamos el verano en confinamiento estricto. Por lo tanto, organizamos reuniones virtuales con los padres para asegurarles que estábamos trabajando a fin de cumplir con los procedimientos necesarios para la vuelta a la enseñanza presencial cuando fuera de nuevo posible. Llegó un momento en que la tasa de infección era relativamente baja y, en la segunda semana de septiembre, el Gobierno nos informó de que podíamos retomar las clases. Nuestra comunidad acogió la noticia con entusiasmo. Preparamos bien la reapertura del colegio para que toda la comunidad escolar se sintiera segura y con confianza al volver a las aulas. Al retomar la enseñanza presencial, nos dio la sensación de que todo volvía a la normalidad.
Los retos futuros
El 27 de septiembre por la tarde comenzaron a circular las noticias sobre la guerra en Nagorno Karabaj y el ligero sentimiento de normalidad comenzó a desvanecerse a medida que la situación se volvía cada vez más inestable. Retomamos las clases en el colegio, pero por entonces algunos miembros de nuestra comunidad ya habían sido llamados para ir al frente. Las noticias y las imágenes que recibíamos crearon un sentimiento de malestar en nuestra comunidad. Como Colegio del Mundo del IB, nos centramos en promover la mentalidad internacional y fomentar la diversidad. Sin embargo, la guerra nos creó muchas dificultades y el Gobierno nos ordenó que cerráramos el recinto, ya que los colegios se habían convertido en objetivos, lo cual no hizo más que aumentar los sentimientos de inseguridad y rabia.
La guerra terminó 45 días después y todo Azerbaiyán se sintió aliviado. Desgraciadamente, muchas familias habían perdido a sus seres queridos y nos pareció natural ayudarlos organizando un viaje a dos de las ciudades más afectadas, Barda y Agdam. Todos los miembros de nuestra comunidad quisieron participar y les proporcionamos (y seguimos proporcionándoles) la asistencia necesaria para ello.
Ya incluso antes de que acabara la guerra, pensaba que nuestra comunidad necesitaba volver a tener objetivos que la motivaran y volver la vista hacia el exterior, en vez de encerrarse en sí misma. Así, tuve la idea de prestar asistencia educativa a alumnos que estuvieran viviendo en la zona de guerra. Nuestra comunidad de aprendizaje se encuentra en una posición privilegiada con respecto a los jóvenes que han vivido la guerra en primera persona y que aún hoy siguen sufriendo los estragos del conflicto. Como educadores, tenemos el deber moral de marcar la diferencia mediante la divulgación del conocimiento y el desarrollo de estrategias educativas que beneficien a todos. Por lo tanto, me reuní con mis compañeros para recabar sus opiniones y preguntarles sobre su disponibilidad, pues la idea era que los profesores colaboraran de forma voluntaria. La respuesta fue muy positiva. De hecho, más de la mitad de los docentes se presentaron voluntarios sin dudarlo. A continuación, me puse en contacto con el Ministerio de Educación. Les comuniqué el plan para entablar conversaciones con los colegios y los municipios pertinentes, y poder proporcionar asistencia educativa a los alumnos y actividades de desarrollo profesional a los profesores.
Afortunadamente, el proyecto fue aprobado y, desde el 18 de diciembre, hemos estado ofreciendo enseñanza virtual en colegios de Barda y Agdam, ayudando así a 350 alumnos y 57 docentes. Estas clases virtuales tienen lugar al mismo tiempo que las clases habituales de nuestras dos sedes. De este modo, ofrecemos a los alumnos la oportunidad de asistir a las clases de un colegio internacional. Mediante el desarrollo de enfoques multidisciplinarios, aprendizaje práctico y clases en las que se abordan problemas de la vida real, les damos una experiencia diferente de aprendizaje. Asimismo, las actividades de desarrollo profesional ofrecidas a los profesores se basan en las prácticas educativas más recientes. Las sesiones se centran en el desarrollo de enfoques que tengan al alumno como piedra angular y técnicas de aprendizaje basadas en la indagación que ayuden en la adquisición de habilidades, todo ello dentro de un contexto real.
Nuestra función como Colegio del Mundo del IB
Somos un Colegio del Mundo del IB porque creemos firmemente en una educación que forme a jóvenes activos y compasivos capaces de comprender a otras personas y sus diferencias. El fundador de nuestro colegio fue también un alumno del IB. De este modo, demostramos y compartimos nuestra pasión por hacer realidad la filosofía del IB en nuestra vida diaria para crear así un mundo mejor y más pacífico mediante el respeto y el entendimiento intercultural.
Sabemos que la COVID-19 (coronavirus) ha tenido un impacto negativo en todo el mundo. Como educadores, debemos cuidar de nuestra comunidad y abordar de forma activa los sentimientos de malestar y apatía. Como líder, tengo la responsabilidad de abordarlos de forma proactiva. Tenemos que lidiar con la incertidumbre, compartir valores y entender el impacto que la situación actual tiene en toda la comunidad. Uno de nuestros principales objetivos es encontrar soluciones para minimizar el impacto negativo, establecer líneas claras de comunicación con nuestros compañeros, padres y alumnos, y aprender a reaccionar y adaptarnos a fin de agilizar aún más nuestro pensamiento y nuestras acciones. A pesar de todas las dificultades, evidentes a todas luces, me siento orgulloso y con ganas de seguir recorriendo este camino, y de compartirlo con toda la gente que me inspira y que está a mi alrededor.
Francesco Banchini es presidente ejecutivo y director del European Azerbaijan School. Tiene experiencia como líder, educador e investigador, y ha puesto en marcha muchas innovaciones en colegios internacionales. Ha publicado un libro sobre liderazgo (pensamiento convergente y divergente) y ha escrito varios artículos sobre educación y liderazgo. Ha trabajado en muchos colegios diferentes y con currículos distintos, como el Programa de la Escuela Primaria (PEP), el Programa de los Años Intermedios (PAI), y el Programa del Diploma (PD), como coordinador, examinador, responsable de taller y formador. Puede ponerse en contacto con él aquí.