Rebecca Vasconcelos es maestra del Programa de la Escuela Primaria (PEP) en un colegio internacional en Brasil. Cursó el PAI en el Shanghai Singapore International School en Shanghái (China) y continuó sus estudios en Estados Unidos y Brasil.
¿Qué la animó a ser educadora?
Hubo muchas experiencias distintas que me llevaron a elegir la educación como profesión. Durante el último año de secundaria en Brasil, después de haber terminado el Programa de los Años Intermedios (PAI) en un prestigioso colegio internacional en China y de haber estudiado el año anterior en un centro público de secundaria de Estados Unidos, me di cuenta de que había tenido muchos profesores maravillosos. Estaba segura de que quería trabajar en algo relacionado con las relaciones humanas y, más aún, quería que otros tuvieran las oportunidades que yo tuve de experimentar una educación de calidad. Más que todo, deseaba influir positivamente en la vida de las personas. También que la mía estuviera llena de descubrimientos, oportunidades de desarrollo personal y profesional, y nuevas ideas. Cada día y cada año son diferentes cuando se es educador.
¿De qué manera influyó la educación del IB en sus intereses profesionales?
Ahora pienso que mi profesión actual y mis intereses surgieron a raíz de mi Proyecto Personal del PAI, sin que lo supiera en aquel momento. Para el proyecto, diseñé un libro de cuentos infantiles, cada uno con una valiosa moraleja. Envié un ejemplar impreso a todas las clases del PEP y pasé tiempo en cada una leyendo y comentando las historias con los niños. Recuerdo haber elaborado el libro en colaboración con niños voluntarios, lo que es mucho más significativo ahora desde mi perspectiva como educadora. También estuve muy envuelta en actividades de servicio comunitario durante mis estudios.
Mi principal desafío como docente es inspirar a los alumnos para que sean más autónomos. A veces parece que todavía esperan clases prefabricadas y respuestas inmediatas. He venido usando varias estrategias para afrontar esto poco a poco. Por ejemplo, relaciono conceptos a situaciones de la vida real para que el aprendizaje sea mucho más interesante, comprensible y conducente a nuevas exploraciones. También me aseguro de que las clases se articulen en torno a indagaciones. Hago que los alumnos busquen datos curiosos e interesantes y se planteen desafíos con un determinado propósito, cuestionen el significado de las cosas y hagan un seguimiento de su propio proceso de aprendizaje.
Usted ha tenido la oportunidad de probar diferentes currículos educativos como el IGCSE (Certificado General Internacional de Educación Secundaria) y el IB. ¿Qué le atrajo de cada uno de ellos?
Con el IGCSE tuve una experiencia mucho más corta que con el IB. El PAI me brindó una experiencia más sólida de aprendizaje basado en la indagación y centrado en gran medida en el alumno. Considero que los dos programas promueven una mentalidad internacional y preparan a los alumnos para continuar sus estudios en el extranjero. Lo más distinto, en mi opinión, eran los objetivos de las instituciones en las que estudié. Durante el tiempo que cursé el IGCSE, el objetivo principal era el aprendizaje del contenido, lo que se pudiera aprender y absorber, y eso me llevó a ser más autodidacta y sentirme más preparada para los exámenes. Si bien mi experiencia con el IB también fue muy conceptual, esta giraba en torno al desarrollo del alumno, utilizando los atributos de un perfil de calidad e instrucciones centradas en el alumno. Pienso que veía a los docentes como miembros de la comunidad de aprendizaje del IB, al igual que yo y, desde una perspectiva más amplia, me veía no solo como una alumna sino como un ser humano que constantemente está en proceso de mejorarse.
¿Cuál de sus docentes o mentores del IB fue el más inspirador?
Recuerdo muy bien a los profesores que me inspiraron (tuve la suerte de tener más de uno). Tenía enfoques del aprendizaje distintos y sus clases giraban en torno a discusiones significativas que incitaban a los alumnos a continuar haciéndose preguntas. Recuerdo que, en un momento dado, no podía dejar de investigar acerca de un tema porque no paraba de plantearme preguntas. Esto se debe a que nos enseñaron a dudar, cuestionar, indagar y buscar respuestas que casi nunca encontrábamos rápidamente. Uno de estos profesores solía decir: “Cuando pienso que ya sé algo, dejo de aprender algo nuevo”. Todavía hoy me rijo por este principio. Algunas veces pienso que ya sé algo cuando, en realidad, podría explorarlo aún más en profundidad o desde otras perspectivas. Es más, estos profesores siempre daban con nuevas formas de evaluar nuestro proceso de aprendizaje relacionándolo con situaciones de la vida real. A ellos les doy las gracias por haber hecho más de lo que se les pedía.
¿Qué consejo les daría a los alumnos que están cursando un programa del IB y piensan dedicarse a la educación?
Perseveren. Quizás tengan amigos, familiares o compañeros que les digan que la enseñanza no les conviene. Recuerden que todas las profesiones tienen sus ventajas y sus desventajas. No les hagan caso a los que pretenden disuadirlos. Si su corazón late por mejorar la vida de otras personas, si siempre están buscando nuevas oportunidades de aprendizaje, si les emociona vivir una experiencia distinta cada día, si su objetivo es dejar una huella positiva en este mundo, entonces, sigan adelante y perseveren. Además, no olviden que la enseñanza es un campo muy amplio. Si no les interesa ser educadores de la primera infancia en su pueblo o ciudad, sigan buscando. Tal vez les interese enseñar en el extranjero, ser profesores de secundaria, catedráticos universitarios, o quizás investigadores. Indaguen y hagan lo que les dicte el corazón.