Esta información brinda orientación acerca de cómo abordar conversaciones acerca de una crisis con niños y jóvenes de entre 3 y 18 años.
En tiempos de crisis, los niños y jóvenes necesitan que les transmitamos tranquilidad y seguridad. Como padres, también podemos sentir ansiedad y, si bien queremos proteger a nuestros hijos, ellos suelen notar las tensiones que los rodean. Hablar de los acontecimientos puede hacer que los sentimientos parezcan más manejables y menos abrumadores.
Lidiar con el miedo
Permitir a su hijo expresar sus miedos y preocupaciones hace que se sienta comprendido y le da la oportunidad de aprender a manejar las emociones que generan estos miedos. Tal vez se esté preguntando:
- ¿Voy a estar bien?
- ¿Vas a estar bien?
- ¿Van a estar bien todos mis seres queridos?
- ¿Va a estar bien el mundo?
Escuchar y responder
- Inicie la conversación en lugar de esperar a que su hijo acuda a usted. Intente mantener la calma y buscar un lugar cómodo y tranquilo.
- Un buen punto de partida es averiguar lo que ya sabe su hijo y escuchar lo que quiera decir al respecto.
- Esté dispuesto a escuchar acerca de las tensiones, preocupaciones y emociones que pueda estar sintiendo su hijo sin presiones.
- Dele tiempo para hacer las preguntas que tenga y responda de la forma más sincera posible, limitándose con calma a los datos concretos. Absténgase de hacer predicciones de lo que podría pasar o no en el futuro.
- Absténgase de hacer afirmaciones que puedan generar enojo o estigmatizar a otros, y fomente la compasión.
Consolar y tranquilizar
- Asegure a su hijo que todo va a mejorar, que está para lo que necesite y que él está seguro.
- Comparta sus propios sentimientos y las formas en que usted mismo se tranquiliza.
- Mencione a las personas que están ayudando a otros y a los profesionales que están brindando atención.
- Concluya las conversaciones con cuidado, para que su hijo sepa que puede seguir hablando de lo que siente. Pregunte o interésese frecuentemente, pero guíese por las señales que le dé su hijo, en lugar de sacar el tema constantemente.
Acción compartida
- Mantenga las rutinas y la vida normal lo más posible, y dedique tiempo a hacer cosas agradables juntos.
- Limite el acceso a contenidos de los medios de comunicación que puedan causar malestar, y preste atención al lenguaje que usa para hablar de los acontecimientos en presencia de su hijo. Usted es quien sabe mejor cuánta información es suficiente para su hijo. Es posible que los niños más mayores y los adolescentes quieran ver la información de los medios con usted.
- Explore con su hijo métodos de cuidado propio, como la conciencia plena y técnicas de respiración.
- Los niños y jóvenes suelen responder a una crisis queriendo ayudar. Puede buscar formas en las que puedan actuar de forma individual, como familia o con otras personas en el colegio o la comunidad.
Identificar las señales de estrés en niños y adolescentes
Los niños y adolescentes reaccionan de formas distintas al estrés. Es posible que no sean capaces de expresarlo en palabras, pero que pueda percibirse en su comportamiento. A continuación se incluyen ejemplos de posibles indicadores:
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Es posible que los niños pequeños:
- Demuestren agitación o un comportamiento hiperactivo, o que se porten mal.
- Se muestren muy apegados, estén de mal humor o lloren a menudo.
- Se enojen o sobresalten con facilidad.
- Demanden atención o contención de los adultos en quienes confían.
- Se olviden de las cosas y tengan dificultad para concentrarse.
- Manifiesten cambios en el sueño y el apetito.
- Presenten dolor de estómago o de cabeza.
Es posible que los niños más mayores y los adolescentes:
- Demuestren signos de ansiedad.
- Estén deprimidos.
- Realicen menos actividades placenteras.
- Actúen con mayor independencia de lo normal.
- Se retraigan en el plano social.
- Acusen dolor de estómago o de cabeza.
Busque ayuda de inmediato si nota que su hijo sigue mostrando estos signos o si siente que su comportamiento está empeorando o está interfiriendo con su vida en el hogar o en el colegio, o con sus amistades. Póngase en contacto con un médico o pida al colegio asesoramiento sobre dónde buscar ayuda.
Hable con los docentes de su hijo
Si está preocupado por su hijo, asegúrese de comunicárselo a sus docentes. Es probable que estas conversaciones se estén dando también en el colegio con los compañeros, y usted puede asegurarse de que su hijo reciba mensajes de apoyo coherentes.
Recuerde dar espacio y tiempo para escuchar y responder, consolar y tranquilizar, y emprender acciones compartidas.
Recursos adicionales
Cómo ayudar a los niños pequeños durante una crisis (disponible solo en inglés)
Cómo ayudar a los adolescentes durante una crisis (disponible solo en inglés)
Libros ilustrados para desarrollar la resiliencia, con guías (disponibles solo en inglés)
Comprender la salud mental (disponible en español e inglés)